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¿222 años de transición energética?

“La Transición Energética es un concepto que implica un cambio cultural y como tal debe ser incorporado por la humanidad como una forma de vida. Los cambios culturales dependen del tiempo y aceptación de la humanidad para lo cual deben integrarse al estilo de vida del ser humano, y es en ese campo que debe analizarse. La pregunta es obvia, ¿cuántos seres humanos están dispuestos a renunciar a parte de su estilo de vida del siglo 21, en pos de sostener la transición, y cuántos de ellos están dispuestos a destinar una parte más importante de sus ingresos y estilo de vida personal a sostener una transición que implicaría impactos asociados a una energía con costos de entre el 50 % y el 100 % más altos que los actuales?”

 

222 años transición energética

 

La secretaria de Energía de EEUU, Jennifer Granholm, expresó en el último Ceraweek: “podemos caminar y mascar chicle al mismo tiempo […] Yo pienso que estamos en la cúspide de la transición más importante que la sociedad pueda haber visto jamás” (Ceraweek 2022, Houston)

La SE de EEUU ha hecho una clara referencia a un giro copernicano en la estrategia de Transición Energética del gobierno de Estados Unidos, y en la decisión que este gobierno había expresado en su plataforma política durante la campaña presidencial del gobierno del Presidente Biden sobre reducir las inversiones en la producción de Combustibles fósiles, para ahora nuevamente, fomentar las inversiones en Energías tradicionales para el mediano y largo Plazo.

La anterior decisión había sido fomentada por un  manifiesto desconocimiento de la industria de la Energía y una evidente improvisación, promovida por grupos ambientalistas que supieron colocar en las primeras planas de los medios del mundo durante los últimos 15 años, la idea que ¨el mal de todos eran las energías producidas por combustibles fósiles¨ y que ¨la salvación del planeta estaba de la mano de las energías renovables¨.

Ni lo uno ni lo otro y la realidad es un hecho, que nos pone hoy ante la obligación de recomponer líneas y salir rápidamente a restablecer la operación de centrales nucleares, reabrir minas de carbón, y buscar un reemplazo a una fuente de suministro de hidrocarburos como es Rusia.

Si observamos con detenimiento el gráfico de la evolución de la transición energética que lleva al mundo desde el consumo de la leña (biomasa) como forma de abastecimiento de energía básica desde el año 1800 a nuestros días, lograremos entender lo que significa una transición y los tiempos que conllevan el cambio de una fuente de Energía a otra y cuáles son las probabilidades de que una fuente sea “eliminada en su totalidad” como fuente en reemplazo de otra.

La humanidad lleva 222 años de  transición energética de una clase a otra, sin que esa evolución haya logrado la eliminación total de la leña como una de sus fuentes básicas. Así es como observamos al carbón que en algún momento fue la fuente básica de abastecimiento en reemplazo de  la leña, ser paulatinamente reemplazado por los Hidrocarburos en su importancia en la matriz energética mundial, pero que hasta nuestros días continúa siendo una de las fuentes más importantes para sostener la matriz energética mundial.

La Transición Energética es un concepto que implica un cambio cultural y como tal debe ser incorporado por la humanidad como una forma de vida. Los cambios culturales dependen del tiempo y aceptación de la humanidad para lo cual deben integrarse al estilo de vida del ser humano, y es en ese campo que debe analizarse. La pregunta es obvia, ¿cuántos seres humanos están dispuestos a renunciar a parte de su estilo de vida del siglo 21, en pos de sostener la transición, y cuántos de ellos están dispuestos a destinar una parte más importante de sus ingresos y estilo de vida personal a sostener una transición que implicaría impactos asociados a una energía con costos de entre el 50 % y el 100 % más altos que los actuales?

La irrupción de la guerra entre Rusia y Ucrania, trajo un violento baño de realidad al mundo sobre la necesidad de tener fuentes confiables de abastecimiento de Energía primaria y proveedores tan confiables como las mismas fuentes, o de lo contrario las consecuencias para la población mundial serán severas en tanto que la economía de los países y el desarrollo logrado a través de los años, principalmente por los países del primer mundo, corren serio riesgo.

Podríamos analizar los objetivos buscados por los distintos grupos que movilizaron una u otra idea, asumiendo que el calentamiento global es un problema solamente producido por una industria que en si misma mueve al mundo y genera miles de millones de dólares además de bienestar y progreso, sin analizar que el medioambiente también es un negocio que genera miles de millones de dólares, pero que necesita una contraparte demoníaca para generar esos miles de millones, y que en ninguno de los casos el móvil es un principio filantrópico.

Como ejemplo, se podría decir que la contaminación de un solo volcán en erupción en un día genera en proporción, valores similares a  la contaminación anual de todo el combustible fósil consumido en el mundo, pero claramente estas situaciones naturales son inevitables y poco rentables para ser usadas como banderas.

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Durante la semana del 7 al 11 de marzo se reunieron en Houston los máximos representantes de las empresas energéticas y de los países en una versión más de la Ceraweek, y allí pudimos apreciar el nivel de alerta generalizado producido por la necesidad de abastecimiento de la demanda futura, y el crecimiento en los precios tanto de los insumos como de los futuros del gas, petróleo y derivados. La decisión del Gobierno del presidente Biden de pedirle a los productores de hidrocarburos que aumenten rápidamente su producción y a Wall Street que provea del financiamiento requerido por las empresas para lograr el objetivo, pone sobre el escenario mundial lo que los empresarios manifestaron en el encuentro de Houston al reflejar distintos cuellos de botella para lograrlo.

Podríamos considerar que la Energía es el resultado de la coordinación de distintos grupos de la sociedad entre los cuales se encuentran, Empresas Productoras, Gobiernos, Sociedad y Capital Financiero,  uno sin otro no serán capaces de lograr el objetivo. Ahora cuando se realiza un análisis detallado de cada grupo, vemos que claramente los tiempos demandados entre cada uno de esos grupos son diferentes y sus urgencias también. Productores requieren sustentabilidad en las decisiones y en todo caso trascienden los períodos de cada gobierno, los gobiernos tienen un mandato limitado y deben fijar políticas de estado que trascienden su mandato y el financiamiento requiere de un horizonte de recuperación de la inversión que excede los plazos de los otros grupos.

En la sociedad las urgencias y demandas tienen la inmediatez del día a día, y claramente están muy lejos de los tiempos requeridos por los otros. En lo que todos deberían coincidir es en la necesidad de que las estrategias no puedan ser cambiadas en forma caprichosa y según la voluntad de cada uno sino de acuerdo a los normas y tiempos de cada actividad y que unos sin el otro no llegaran al objetivo. Las consecuencias de una falta de coordinación tendrían consecuencias catastróficas para los países y sus ciudadanos.

La salida del mundo de la pandemia nos encuentra con dificultades para conseguir materiales, mano de obra capacitada, y equipamiento, entre otras. El aumento de producción no es una decisión de un día para el otro, ni se logra por la sola voluntad de hacerlo, y si bien en la industria energética, las empresas acostumbran a lidiar con factores externos que impactan en su actividad, ninguna de ellas está preparada para un aumento de producción cuando suene una alarma, o un factor externo genera una demanda puntual transitoria que eleve los precios en forma inusual y desestabilice el mercado energético mundial. Los errores de cálculo en alguno de los pilares que sustentan a la industria desestabilizan al conjunto en su totalidad.

Lo que se ve hacia el futuro cercano es sombrío y las expectativas que particularmente guiarán el futuro del abastecimiento de energía transitan un tortuoso camino influido por decisiones que la impactan directamente pero que podemos considerar que no fueron exclusivamente producto de su decisión individual. La intención de promover inversiones y las necesidades urgentes de los países del primer mundo deberían funcionar como un disparador para las autoridades políticas mundiales, para revisar estrategias y adecuar legislaciones en la búsqueda de promover un fuerte desarrollo de sus recursos energéticos. Deberían realizarlo con una visión amplia,  sustentable, que les permita transformarse en proveedores confiables que canalicen la necesidad del mundo con la necesidad de desarrollo de partes del planeta que están reclamando atención durante años, y evitando las opiniones extremas que aun minoritarias producen un tremendo daño a la mayoría y al desarrollo conjunto de los pueblos.

¿Estarán nuestros representantes a la altura de los acontecimientos? Se requiere de la voluntad y la decisión del conjunto para cumplir los reclamos de pueblos demandantes de mejores condiciones de vida, y empresas dispuestas a intentarlo nuevamente.

Hess Corporation CEO John Hess cited the IEA Net-Zero by 2050 report that said a net-zero future will require oil and gas investments of $450 billion a year for the next 10 years to stay on track” (Ceraweek March 2022)

Lee la versión en inglés: 222 Years of Energy Transition?

 

 

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