En medio de la invasión de Rusia a Ucrania, un hecho que desató una serie de consecuencias en diferentes sectores económicos a nivel internacional, Argentina enfrenta un alza importante de las tarifas de la electricidad y el gas, resultado del precio de una guerra latente que aqueja al mundo.
Para experta Lara Bersten, quien ha coordinado proyectos de eficiencia energética para el Banco Mundial, “el 60 % de la matriz eléctrica de Argentina proviene de la generación térmica y, por lo tanto, está vinculada a la disponibilidad de combustibles. En ese sentido, este año, en el contexto de la guerra y una menor oferta de gas, los precios están más caros porque los combustibles están en medio de la guerra”.
Precios altos: “el único regulador”
Un panorama, producido por un efecto de “bola de nieve”, pues según el periodista Guillermo Andino, “anteriormente, los argentinos tuvimos un problema y era que la energía era barata, lo que lamentablemente generó derroche, descuido y era como si hubiese sido regalada por mucho tiempo”.
Este comportamiento generó malos hábitos en la población. Por eso, la segmentación tarifaria que rige actualmente en el país se considera para muchos expertos como una “herramienta” para concientizar a la población del cuidado de los recursos energéticos.
A pesar de ello, Bersten señala que espera que no sea la única salida para impulsar la eficiencia energética. “Es importante que se instauren políticas de largo plazo en materia de eficiencia energética, tanto en el cambio cultural como políticas que acompañan la reconversión de artefactos, de electrodomésticos en el hogar como infraestructura”, señaló la antropóloga.
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