Argentina es un país con bajo nivel de emisiones en comparación global, pero si se miden las emisiones per cápita no está tan abajo, puesto que tiene pocos habitantes y elevadas emisiones.
El economista Daniel Bouille señala que Argentina tiene grandes oportunidades para el desarrollo de fuentes renovables de energía porque está bien dotada de recursos naturales. Sin embargo, tiene oportunidades en fuentes que han sido poco desarrolladas como la energía hidroeléctrica. “En América del sur se aprovecha solo el 30 % de los recursos disponibles de hidroelectricidad”, añadió.
Esta situación se da por diferentes motivos, en particular por decisiones políticas, por los costos económicos, y roles no favorables como las instituciones ambientalistas con discursos en contra de las centrales hidroeléctricas, manifestó Bouille.
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Así mismo, opina que las consecuencias que está sufriendo Europa en su creciente dependencia de gas de Rusia, y también de leña y carbón, es producto del embargo nuclear, luego del accidente de Fukuyama. Decisión que considera incorrecta porque la fuente energética que más vida ha cobrado en la historia reciente de la humanidad, en los últimos 250 años, ha sido el carbón.
Por su parte, la periodista científica y ambiental Gabriela Vizental, afirmó que el mundo se encuentra en 1.1 grados por encima de la época preindustrial y el acuerdo de París es limitar a 1.5, ya que las consecuencias serían irreversibles.
Según Bouille, si seguimos la tendencia actual, hacia fines de este siglo la temperatura va a crecer entre 3 y 4 grados centígrados y eso significa efectos muy graves como inundaciones, sequías, cambios en el clima en muchos lugares del mundo, eventos extremos que cambian su comportamiento, y así eventualmente ciudades desaparecerán.
“En el litoral hay aumento de las precipitaciones extremas; en el norte del país, estrés hídrico; en el sur argentino, disminución de glaciares; en la costa del mar argentino, aumento del nivel del mar; inundaciones; incendios debido a la sequía por las olas de calor; la bajante del Paraná es una consecuencia del menor nivel de los ríos”, concluyó Vizental.
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